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LA PERSONA QUE DA DEMASIADO EN SUS RELACIONES, ATRAE PAREJAS QUE SOLO RECIBEN Y NO SABEN DAR

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¿Por qué quieres rescatar a tu pareja?

El origen inconsciente de amar demasiado y cómo liberarte del patrón de “yo te cambio”

Por: Psicóloga Clínica Meli Mendoza


¿Te ha pasado que, aunque sabes que esa relación te desgasta, te quedas esperando que cambie?

Esperas que con suficiente amor, entrega y paciencia, tu pareja por fin se transforme en la versión que tú sí ves. Una versión que quizás ni siquiera ellos reconocen en sí mismos.

—“Yo puedo ayudarlo.”—“Conmigo va a sanar.”—“Nadie lo ha amado como yo lo haré.”

Detrás de ese impulso de rescatar, muchas veces se esconde una herida no resuelta.

Y en este blog, quiero ayudarte a entender por qué amas demasiado, por qué atraes a personas emocionalmente inmaduras o egoístas, y cómo romper con ese ciclo sin perder tu esencia amorosa.

La neurociencia del apego y el “salvador emocional”

Desde la neurobiología, sabemos que el cerebro humano repite lo familiar, no lo saludable. Si en tu infancia aprendiste que el amor debía ganarse (a través del esfuerzo, el sacrificio o la complacencia), tu sistema límbico —y especialmente tu amígdala— guarda esa información como una ruta de “seguridad” emocional.

Como lo explica la Dra. Caroline Leaf, las conexiones neuronales relacionadas con el amor condicional pueden volverse tan fuertes que, aunque racionalmente sabes que mereces más, tu sistema nervioso busca lo mismo una y otra vez.

Aquí aparece el rol del “salvador emocional”: una persona que inconscientemente cree que si logra cambiar o curar a su pareja, entonces será digna de amor, de permanencia y de valor.


¿Y qué dice la biodecodificación?

La biodecodificación de emociones nos recuerda que las relaciones son espejos biológicos que reflejan conflictos emocionales no resueltos. Si atraes parejas que solo reciben, que no saben amar, que se victimizan o que hieren, puede ser porque:

  • En tu historia familiar aprendiste a cuidar a los demás antes que a ti.

  • Asociaste el amor con sacrificio.

  • Hay lealtades invisibles con un padre/madre herido que nunca pudo cambiar y que tú, desde niña, quisiste salvar.

Desde esta mirada, intentar cambiar a tu pareja es muchas veces intentar cambiar el final de tu propia historia familiar. Es el intento de sanar algo pendiente pero usando a la persona equivocada.


¿Por qué amar demasiado termina hiriendo?

Como decía Walter Riso: “Amar sin perderse en el otro es un acto de amor propio.”

La persona que ama demasiado no ama desde la plenitud, sino desde una herida. Por eso:

  • Tolera lo intolerable.

  • Justifica lo injustificable.

  • Da sin reciprocidad.

  • Y se siente culpable cuando se pone límites.

Pero el amor real no pide que te mutiles emocionalmente.

El amor maduro se da entre dos seres enteros, no entre un salvador y alguien que no quiere salvarse.


¿Y si no se trata de cambiar al otro, sino de cambiar lo que tú crees que necesitas?

Como diría Bruce Lipton: “Tu percepción reprograma tu biología.”Y Marisa Peer añade: “Tu mente hace lo que cree que tú quieres.”

Entonces, si tú le enseñas a tu mente que necesitas sufrir para que te amen, ella buscará parejas que lo confirmen. Aquí es donde se vuelve urgente interrumpir el ciclo.


¿Cómo empiezo a cambiar este patrón?


1. Reconoce tu herida primaria

Pregúntate:— ¿A quién quise salvar en mi historia?— ¿A quién quise demostrarle que sí merezco amor?— ¿Qué aprendí del amor en casa?

Tomar conciencia no es culpar: es liberar a tu niñ@ interior de la carga de tener que salvar a alguien para merecer amor.

2. Haz un “detox” de amor condicional

Escribe una lista con todo lo que das en la relación. Luego anota:— ¿Cuánto de eso es realmente recíproco?— ¿Cuánto lo das desde el miedo a que se vayan?

Romper con este patrón puede doler, pero más duele perpetuarlo.


3. Activa nuevas creencias desde tu neuroplasticidad

Como enseña Joe Dispenza, puedes reprogramar tu identidad emocional si generas nuevas experiencias internas. Por ejemplo:

Afirmaciones en estado meditativo:

  • “No necesito rescatar a nadie para merecer amor.”

  • “Soy digna de amor por quien soy, no por lo que doy.”

  • “Ya no me abandono por quedarme en vínculos que no me nutren.”

  • “Elijo relaciones recíprocas, conscientes y expansivas.”


4. Haz una pausa amorosa

No entres a la próxima relación hasta que hayas integrado esta verdad:

“No estoy aquí para cambiar a nadie. Estoy aquí para encontrar a quien quiera crecer conmigo.”

El amor no necesita mártires, necesita conciencia. No hay nada roto ni carente en ti. Solo estás recordando que no viniste a este mundo para cargar con las heridas de otros, sino para sanar las propias.

Tu valor no se mide por la capacidad de rescatar a alguien, sino por la disposición de rescatarte de cualquier lugar donde te estés olvidando.

Y recuerda siempre: el amor más sano no es el que necesita, sino el que elige con libertad, cada día.

¿Te resonó este artículo?¿Alguna vez te has sentido perdido/a en el intento de salvar a alguien más? Te leo en los comentarios. Atrevete a iniciar un proceso de sanación desde adentro.

Mucha Luz,

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